El tratamiento tiene dos opciones; la cirugía o el abordaje conservador con inmovilizacióncon yeso rígido o con ortesis funcionales que mantengan el contacto entre los dos extremos de la rotura y faciliten la cicatrización1. Aunque la cirugía esté asociada a un mayor riesgo de infección, se considera la primera opción de tratamiento complementada con una posterior rehabilitación para disminuir el riesgo de re-rupturas.
Tras la cirugía, el paciente llevará una inmovilización en forma de escayola o de ortesis que limite la flexión dorsal. Aun así, debemos comenzar con una rehabilitación funcional que incluya la movilización y el apoyo precoz pues con este abordaje los pacientes refieren menor edema,mayor habilidad para cargar pesoy una másrápida reeducación de la marcha
Post cirugía
En estas primeras fases post-quirúrgicas, el trabajo debe ir enfocado al control del dolor con neuromodulacion y la inflamación (técnicas de drenaje), atrofia muscular (electroestimulación con activación isométrica suave de tríceps sural), movilidad de tobillo tolerada , fuerza de los estabilizadores de cadera y rodilla (ejercicios de abducción de cadera, elevación de la pierna recta, curl de isquiotibiales, trabajo de glúteo mayor, etc.), y reentrenamiento de la estabilidad lumbopélvica (trabajo del core, disociación, etc.).
Una vez se retire la inmovilización, el primer objetivo será ganar la movilidad del tobillo-pie, de manera activa y pasiva, respetando la tolerancia del paciente (flexión plantar y dorsal activa, dibujar círculos en el aire con el tobillo, etc.). Igualmente, deberemos empezar con el trabajo de fuerza y neuromuscular, teniendo como pronóstico la realización de las actividades de la vida diaria a las 4-6 semanas. Será también necesario mostrar atención a estructuras perilesionales como el nervio sural, el tríceps sural y los flexores de los dedos y primer dedo, articulaciones como la subastragalina o la mortaja tibioperonea-astragalina, y la propia cicatriz, ya que pueden ser fuente de dolor o limitación de la movilidad.
Progresos en la recuperación
- 6 semanas podremos comenzar el trabajo aeróbico en bicicleta estática con apoyo en talón
- 8 – 12 semanas el reentrenamiento de la marcha la realización de ejercicios más funcionales con o sin resistencia . El tobillo deberá tener movilidad completa en todos los planos y se podrán añadir ejercicios de equilibrio monopodal, puentes, sentadillas isométricas con flexión plantar, lunge con flexión plantar, subida a escalón, etc.
- De los 3 a 6 meses podremos progresar a las fases finales de la rehabilitación, donde incluiremos los ejercicios excéntricos con cautela.
- A las 14 semanas, según la respuesta del paciente, estará permitido comenzar a correr. Para evaluar la respuesta del deportista a este trabajo, podremos prescribir 5 minutos de carrera y observar si existe marcha simétrica, inflamación o dolor.
– 16/18 semanas se recomienda comenzar la pliometría.
Readaptación deportiva tras rotura del tendón de Aquiles
De los 6 a 9 meses se iniciará el trabajo de readaptación enfocada al deporte específico, necesitando normalmente de 9 a 12 meses para la vuelta a la actividad deportiva completa.
La progresión aquí mostrada es orientativa y siempre será necesario el enfoque individual del paciente y su consiguiente manejo por un profesional sanitario.
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